La imagen muestra el panel central del Tríptico Portinari.La Adoración de los pastores, la obra más importante por el más grande pintor holandés del siglo 15, tiene un significado histórico y artístico único. El altar fue donado a la iglesia florentina de San Egidio por Tommaso Portinari, que desde 1465 había estado viviendo en estilo principesco en Brujas como gestor de los intereses comerciales de la familia Medici. El panel central está flanqueado por dos alas que representan a otros miembros de la familia Portinari y de los santos patronos de la familia, con una Anunciación grisalla en su reverso.Desde el punto de vista artístico, las diferencias entre este trabajo y los de la generación anterior, y las pinturas de hecho antes por el mismo maestro, son asombrosos. Mientras que el espacio y la anatomía son fáciles de dominar, ya no son los temas principales de la composición, el niño Jesús se encuentra dentro de una aureola en una plaza al aire libre, rodeado de sus padres, grupos de ángeles y los pastores adorando. El arreglo más o menos circular de las cifras puede ser percibido por igual en términos tridimensionales y bidimensionales. Mientras que las cifras pueden haber perdido volumen en comparación con el Altar Monforte, sus caras y gestos han ganado en expresividad. Una cierta impresión de profundidad espacial es sugerida por las distancias de las figuras que van desde la parte frontal de la imagen y por la línea oblicua que va desde la columna de estilo antiguo junto a José en el primer plano de la izquierda, a través del pesebre con el buey y el asno, ya través de los edificios en la tierra de en medio. Su lógica es derrocado, sin embargo, como el artista retoma el sistema medieval en el que las figuras se representan en una escala directamente relacionados con su importancia. Así, los ángeles en el primer plano es sorprendentemente pequeño en comparación con María y José - un cambio repetido en los tamaños de los donantes y de los santos representados en las alas.Detalles como los ángeles en su lidia y la naturaleza muerta de flores en primer plano se ejecutan con un exquisito manjar sin igual en toda la pintura del Renacimiento temprano.La influencia del altar Portinari, que fue erigida en Florencia en 1478, fue sentida por muchos de los pintores florentinos y se refleja en particular en las obras de Ghirlandaio y Leonardo.
